Abril fue el mes de la Seguridad e Higiene, y es fundamental poner en valor el rol de la formación profesional en una industria tan dinámica y exigente como la de las energías renovables. Argentina se encuentra atravesando una etapa clave en su transición hacia un modelo energético más limpio, eficiente y sustentable, con una fuerte expansión de la energía eólica y solar en su matriz energética.
Detrás de cada parque eólico o instalación solar, hay una red de técnicos, operarios y especialistas que hacen posible el funcionamiento seguro y eficiente de los proyectos. La capacitación constante, con foco en la seguridad laboral, se vuelve un componente esencial no solo para el desarrollo profesional de quienes integran el sector, sino también para garantizar la integridad de las operaciones en entornos que muchas veces presentan condiciones extremas.
Una industria que demanda formación especializada
En los últimos años, el crecimiento del sector vino acompañado de una mayor profesionalización de los equipos. Empresas generadoras, contratistas y organismos del Estado coinciden en la necesidad de contar con trabajadores altamente capacitados, con conocimientos técnicos específicos y, sobre todo, entrenados bajo estrictos protocolos de seguridad.
Los cursos más requeridos en la industria suelen enfocarse en:
- Trabajo seguro en altura y espacios confinados
- Primeros auxilios y evacuación
- Manejo de cargas y prevención de incendios
- Procedimientos de izaje
- Control de energías peligrosas
- Mantenimiento técnico de aerogeneradores y paneles solares
Muchos de estos entrenamientos están homologados por organismos internacionales como la Global Wind Organization (GWO), que establece estándares globales para la industria eólica, y se dictan tanto en centros de formación como directamente en parques eólicos o plantas solares.
Un caso destacado: Gestión y Servicios Eólicos (GSE)
En este contexto, detrás de los aerogeneradores que se elevan en la Patagonia o el sur bonaerense, hay una historia poco contada: la de los técnicos, operarios y especialistas que hacen posible el funcionamiento seguro y eficiente de esta industria.

En los últimos cinco años, más de 2.000 personas fueron capacitadas por Gestión y Servicios Eólicos (GSE), un centro de formación con sedes en Bahía Blanca y Puerto Madryn, los dos polos estratégicos de la energía eólica en el país. GSE, que además es socio de la CEA, se ha consolidado como un actor clave en la profesionalización del sector. La institución ofrece cursos certificados por GWO y entrenamientos especializados como rescate en altura, acceso por cuerdas (SPRAT) o manejo de energías peligrosas (CoHE).
Además, realiza capacitaciones on site, directamente en parques eólicos o instalaciones de empresas, permitiendo una formación ajustada a las necesidades reales del entorno operativo.
Desde 2019, la institución acumuló más de 14.000 horas de formación y capacitó a más de 150 personas en programas externos a medida de distintas compañías. Solo en el último año, el crecimiento en la cantidad de personas capacitadas fue superior al 60%, una tendencia que evidencia la creciente demanda de profesionales capacitados en energías renovables.
“La expansión de la energía eólica no se sostiene únicamente con tecnología. Requiere personas preparadas, comprometidas y conscientes de los desafíos de una industria en constante evolución”, destacan desde GSE.



Universidades y centros educativos también se suman al desafío
La profesionalización del sector no se limita a capacitaciones internas de empresas. Cada vez más universidades nacionales y centros educativos del país incorporan programas específicos en energías renovables. Desde diplomaturas técnicas hasta carreras de grado, la oferta educativa se amplía para responder a la demanda de una industria en crecimiento.
En este marco, la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Buenos Aires, se destaca por su propuesta académica en energías renovables, incluyendo la Maestría en Energías Renovables con mención en Energía Solar. A través del Centro de Transición Energética y Sustentabilidad (CTrES), a cargo de la ingeniera Natalia Catalano, se desarrollan capacitaciones técnicas específicas y a medida para empresas y organismos, respondiendo a las necesidades concretas del sector productivo y gubernamental. Además, fue la primera institución universitaria de América Latina en dictar una Diplomatura en Procesos y Economía del Hidrógeno, una iniciativa pionera que refleja su compromiso con la formación en fuentes energéticas emergentes.
El futuro depende del talento
A medida que crece la participación de las energías renovables en la matriz nacional, también lo hace la necesidad de contar con profesionales formados bajo los más altos estándares. La seguridad, la técnica y el compromiso con el entorno son pilares fundamentales para que la transición energética sea exitosa, sostenible y humana.


